Resulta curioso que
partidos que intentan ir contra cualquier tradición que respire religión, se
rasguen las vestiduras porque “se tenga que votar el día de Navidad”…
Si no fuera por lo mucho
que nos jugamos, esta vez no tendríamos que ir a votar nadie ni ese día ni
cualquier otro.
Si los ciudadanos fuéramos
capaces de reaccionar al unísono seguro, que por fin, se impondría el sentido
común, se respetaría la democracia y se entendería que OPOSICIÓN
NO SIGNIFICA PONER ZANCADILLAS SINO ALGO MUCHO MÁS DIGNO,
es decir, apoyar lo positivo y oponerse a lo que debe y puede, razonablemente,
ser mejor.
La oposición digna no
significa renunciar a las ideologías propias, éstas tienen sus espacios en el parlamento
con propuestas razonables y en las praxis adoptadas realmente dentro de cada partido.
Pero, inadmisiblemente, muchos intereses personales secuestran las
siglas para ostentarlas vacías de sus tradicionales significados.
Los ciudadanos no
deberíamos entrar en el trapo de la adormidera por hastío y con la fuerza del
sentido común deberíamos responder defendiéndonos de tanto charlatán suelto,
sin identificarlos con siglas que en
realidad no respetan.