jueves, 21 de mayo de 2015

QUÉ ES FLAMENCO


aproximación de una aprendiza

Podría decirse que es el sentimiento vital en su estado puro, expresado artísticamente en el cante, en el baile o en el toque de la guitarra, con un compás que marca el desarrollo  de ese grito del alma y elige el que lo expresa, según le dicte la fuerza interior llamada duende y cuyos cánones se recogen en los palos del flamenco.

Posiblemente ningún otro arte sea tan complejo en sus contenidos,  ni ofrezca tanta controversia en situar su origen en el tiempo o su procedencia geográfica, como tampoco en determinar los creadores de estilos o palos.

Las letras de los cantes, en su inmensa mayoría de origen popular, también presentan variaciones en sus temas, lo que viene a subrayar que el flamenco se identifica no sólo con sus intérpretes sino que también es el alma del  pueblo, en tanto que el pueblo canta, reconoce o hace propias las expresiones del sentimiento, sin necesidad de repetir  las letras exactas, pues éstas devienen lenguaje vivo, al mismo tiempo  que recogen en su elenco la diversidad del sentimiento humano más básico a la madre, al amor, al trabajo, a las costumbres vivas  de los pueblos, a la religión, a la justicia y a todo lo que, de hecho, hace vibrar a la persona humana.

Podríamos decir que el flamenco es depositario, como ninguna otra manifestación artística, de la cultura en la que se desarrolla.

En ese contexto, se diría que el campo de cultivo natural del flamenco es la tertulia familiar y las reuniones de amigos que luego regalan, exhiben o rentabilizan sus frutos, al ser solicitados para deleite de aficionados en fiestas, cafés, tablaos, grandes escenarios…

Se trata de un arte que, en muchas ocasiones, se comparte generalmente desde la infancia, sin que siempre sea así, y sin que necesariamente trascienda más allá de entornos más o menos familiares o próximos la fuerza innata que va aflorando, de forma natural, en nuevas voces del flamenco.

Por esa forma, podría decirse que familiar, de compartir o de vivir el flamenco, a veces tampoco trasciende significativamente de unas provincias a otras la popularidad de nuevos artistas, si no les respalda un representante interesado en promocionarles.

El acentuado márquetin que actualmente  conllevan las representaciones neutraliza, aún más, el valor de las figuras que no disfrutan de esos privilegios, aunque entre éstas se pueda encontrar flamencos o flamencas que en humildes tablaos sean capaces de arrancar lágrimas de emoción a toda la afición presente.

La globalización generalizada que se promueve en la sociedad actual, desvía la atención de ciertos sectores de aficionados que, fijándose únicamente en la oferta del márquetin, ignoran que el arte flamenco, por su propia idiosincrasia de grito del alma, continúa germinando más allá del mercado conocido, en la sangre de familias, en el corazón que late al compás sin saber por qué  y en el alma del pueblo. Es cuando aparece la nostalgia y el pesimismo infundado creyendo que “el flamenco se acaba”, llorando a los que se fueron y contado con los dedos los que ofrece el mercado. 

Pero no sólo la investigación del flamenco resulta compleja en sus diversos aspectos, según hemos ido apuntando.

En las sensibilidades de los aficionados puede encontrarse desde los que tienden a valorar más la técnica que el duende, que  son los que prefieren que en las veladas flamencas no sólo no falte la soleá y la siguiriya sino que esos cantes absorban la mayor parte del tiempo interpretando letras y más letras del mismo palo; mientras que otros disfrutan de cualquier palo siempre que esté entonado con auténtico duende. 

Muchos consideran una amenaza para el flamenco las nuevas tendencias de fusión o de ritmos conocidos como flamenkitos, sin reparar que se trata de  técnicas y derivaciones que nada tienen que ver con el flamenco puro como arte aunque, lógicamente tengan su público.


A decir de muy entendidos, las nuevas tecnologías de reproducción facilitan las imitaciones, sin generar necesariamente recreaciones naturales propias de transmisiones sin el documento que contiene la grabación. Lo que no es óbice para intuir que el duende y el genio creador no pueden estar en extinción, como no lo está el sentimiento humano, a pesar de las apariencias.