Cuando amanece el
día y retiramos, en zapatillas aún, los velos de nuestra ventana, miramos al
cielo con una sonrisa esperanzada
sin poder saber, a ciencia cierta, qué
de imprevisible nos deparará la nueva jornada.
Era domingo, me
apetecía asistir a un buen ratito de flamenco que, según noticias, se viviría
hacia el mediodía en San José de la Rinconada.
El motivo de la
reunión era el deseo de la Peña Flamenca
El Búcaro de expresar, a Raquel Vega, el
sincero reconocimiento a su manifiesta
afición y apoyo institucional del consistorio, desde el departamento de
cultura.
Primero nos deleitó
la guitarra de Manuel Herrera acompañado con la caja de Chelu. A continuación llegó el jerezano cante y el
duende del baile por bulerías de Macarena de Jerez, acompañada magistralmente por
la guitarra de Antonio Carrión; en el
compás Manuel de Macarena y
María Carrión con su conocida gracia en el final de fiesta.
Pero hubo más. Las
palabras de agradecimiento de Raquel Vega denotaban, no sólo su satisfacción
por el compromiso de su equipo de trabajo en favor de la prosperidad cultural de
la ciudad, sino que también subrayó el apoyo de todas “las mujeres de su
familia”, con lo que se evidenciaba la coherencia personal de la homenajeada,
cuya profesionalidad refleja su propia vivencia familiar.
Pero también
pudimos sumar más a lo inesperado para aquel día. En una improvisada y
agradable conversación con Macarena de Jerez, pude conocer su quehacer
impartiendo clases de baile, entre cuyos alumnos se cuentan desde una pequeña
de doce años en silla de ruedas, a muchachos afectos de Down o alumnos de más
de ochenta años…
Cada día la nueva
aventura de la vida imprevista por la mañana, por la noche nos hace sentir más sabios, más humildes
antes de ir a descansar.
Inmaculada Pantoja