Cuando tuve la
responsabilidad de que SS MM Los Reyes
Magos visitaran por primera vez a mis niños en esta noche mágica, quise que en
medio de la ilusión el mensaje convirtiera a ésta en realidad y escribí una
carta que Daniel y Noemi siempre encontrarían junto a los regalos de Reyes.
En esa carta Sus
Majestades les decían que, en esta Noche se paseaban por el corazón de todos
los niños, que los papás les harían
regalos en su nombre recordando al Niño Jesús y que deberían compartirlos entre
ellos y con otros niños. Después se despedían, prometiendo visitarles de nuevo el
próximo año.
Pasado el tiempo,
en algún momento intuí que al leer la carta mis hijos con una sonrisa me
miraban por el rabillo del ojo. Para mis adentros yo también sonreí pensando
que no se les habría roto la ilusión porque habían captado el mensaje.
Han pasado ya
varias décadas y siempre revivo la esperanza personal de que en esta noche misteriosa
Sus Majestades también dejen la huella de su visita en el corazón de los adultos y hagan realidad algunos
de los anhelos que albergamos, aunque para ello necesiten de algunos meses más,
quizás para que colaboremos con nuestro propio esfuerzo.